jueves, 24 de julio de 2014

LA SUERTE





¡ Ay la suerte, la suerte! con ella se nace o la vamos desarrollando con pensamientos y aptitudes positivas,  pareciera que si...

LO QUE LAS PERSONAS CON SUERTE TIENEN EN COMÚN.

Las características de las personas con suerte, incluyen el tener riesgos y saber cuando llega la hora. Aquí vamos a intentar  acabar con algunos mitos sobre las personas suertudas, y ayudarte a tener aptitudes que maximicen tu suerte.
 Los suertudos tienen tanta mala suerte en la vida como cualquier persona normal. Básicamente eres tan suertudo como lo que tú crees que eres.
La mayor característica  de los que tienen suerte es su concentración.



Los suertudos se concentran en cosas diferentes en comparación de los que tienen mala suerte.
Los suertudos   se acuerdan de las cosas buenas que les ha pasado y olvidan los malas.
Ellos ignoran a las personas negativas y evitan pensamientos negativos.
 Los suertudos crean su propia suerte a través de sus pensamientos y acciones. Las personas positivas emiten radiaciones positivas.




Una característica común en los suertudos  es una actitud positiva y ganas de arriesgar en dirección a sus objetivos. Cuando tú piensas que tienes mala suerte, influencias tu manera de pensar y acabas por crear condiciones para que la mala suerte aparezca.

Fallar forma parte de la vida, pero los suertudos ven las cosas de forma diferente.
Otra característica  positiva en ellos es su perspectiva positiva. 

jueves, 3 de julio de 2014

ELOGIO AL SILENCIO


Soy una gran admiradora del silencio y de sus espacios abiertos a la reflexión, por eso cuando encontré estas frases tan lúcidas, pensé compartirlas porque no tienen desperdicio, cada escritor  con su estilo y manera de ver la vida, aunque el denominador común parece la ironía...

«El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir», decía Marc Twain. Por eso, contra el bullicio, la verborragia y la cháchara en general, recopilamos reflexiones que giran en torno al beneficio de expresarse solo cuando se justifica. Aquí vamos, con la ayuda de frases acertadas de escritores que sabían del valor de cada palabra. 

En general, la expresión excesiva está asociada a la carencia de contenido





«Se tiende a poner palabras allí donde faltan las ideas», denunciaba el escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe.

«Cuanto menos piensan los hombres, más hablan», declaraba Montesquieu.

Thomas S. Eliot lo planteaba, con ingenio, de este modo:

«Bendito sea el hombre que, no teniendo nada que decir, se abstiene de demostrárnoslo con sus palabras».

Una variante de lo cual es este lema de Pitágoras (que muchas veces se atribuye a otros pensadores célebres e incluso a humoristas, como Groucho Marx): «Más le vale a un hombre tener la boca cerrada, y que los demás lo crean tonto, que abrirla y que los demás se convenzan de que lo es».

A la inversa, la capacidad de contenerse de hablar está asociada a cierta sabiduría o al menos a un aprendizaje:

«Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar», reconocía Ernest Hemingway.

Y Winston Churchill: «A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada».

También aparece asociada a la obtención de un beneficio:

«Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras», según William Shakespeare.

Finalmente, Quevedo resumía poéticamente la diferencia entre cantidad y calidad:

«Las palabras son como las monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una»


Texto tomado de Libros en Red

http://www.librosenred.com

Imágenes Catrin Velz Stein, tomadas de la Red

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